Opinión de Manuel Delgado Cascante, periodista
El gran error de la huelga de maestros de 2018 fue haber salido derrotada. Si esa huelga hubiera triunfado, estaríamos viviendo en una Costa Rica muy diferente a la de ahora.
Por eso es humana e históricamente tan injusto que intelectuales honrados y bien formados sigan echando sobre los maestros en relación el rezago, para no decir el desastre, que vive la educación costarricense. Lo han vuelto a hacer, como muchas veces lo han hecho, los voceros del Estado de la Educación.
El año de 2018 y la derrota de esa huelga marcaron un corte de aguas en el país. En primer lugar, la razón de la huelga era el rechazo al llamado plan fiscal, que cambió el Impuesto de Ventas en IVA, aumentó los montos de impuesto sobre la renta a cientos de miles de asalariados que antes no pagaban, los impuso a muchísimos productos de primera necesidad, lo extendió a los servicios, principalmente los de salud. En resumen, que empobreció aún más a los costarricenses humildes.
Pero, además y sobre todo, ese proyecto devenido en ley fue la primera piedra del ingreso en el país en una nueva etapa del neoliberalismo, que incluyó las prohibición de huelgas y convenciones colectivas y el ataque constante y la desarticulación de los sindicatos, la reducción del derecho de cesantía a ocho años, la ley de empleo público y la regla fiscal.
La huelga del 2018 se produjo en un escenario de restricción del gasto, de empobrecimiento de la educación. El gasto se había rebajado ya del 30,1% del gasto público en 2017 a un 26,0%. El golpe a la educación fue sustancial, no por la huelga de educadores, sino por esas políticas restrictivas a las que el gobierno de Solís primero y el de su sucesor después, sometieron al gasto público. En los dos años siguientes a esa huelga (2019 y 2020) lo presupuestado para educación se redujo al 24,5% y al 21,5% del gasto público, esta última la cifra más baja desde 2007. Eso no lo comentan los señores del Estado de la Educación. Claro, era el gobierno del PAC.
Ese 2018 fue fructífero en las medidas de restricción. Casa Presidencial se preciaba de que: “El presupuesto de 2019 es el primero en la historia que reporta 0% (de crecimiento)”. Sí, el primero en le historia, porque todos los gastos sociales fueron recortados, los salarios congelados, la obra pública, escuelas, clínicas, carreteras y muchos más etcéteras, fueron enviados a la gaveta del olvido. Era el triunfo definitivo del neoliberalismo en contra el sentir del pueblo expresado en sus luchas y en las urnas.
Hoy el presidente Chaves no hace sino aplicar esas mismas leyes y esos mismos procedimientos heredados de los gobiernos anteriores. Nada más y nada menos.
¿Qué hubiera pasado si la huelga del 2018 hubiera triunfado? No podemos responder con hipótesis, pero no hay que tener dos dedos de frente para entender que, con un movimiento social poderoso, la reforma neoliberal hubiera encontrado grandes trabas y, por el contrario, el camino costarricense de desarrollo, ese que inauguró Juanito Mora y siguieron González Flores, Calderón Guardia y Figueres Ferrer, hubiera tenido más fuerza para defenderse.
Durante una de tantas marchas universitarias, varios miembros del consejo máximo de una casa de estudios me comentaban que el peligro por el que atravesaba la educación superior era máximo. Yo les respondí: “Es cierto, pero ustedes estuvieron en contra de la huelga de maestros, cuya derrota es la madre de todos los peligros actuales”. Callados se quedaron.
El nuevo Estado de la Educasion (así, con ese y sin tilde) muestra una radiografía tétrica de nuestro sistema educativo. La Casa Presidencial ha recibido este estudio con mofa, queriendo dar a entender que se le estaba inculpando por las falencias. “Nos están achacando cosas que ocurrieron antes de nuestro nacimiento”, decía el presidente. Eso es una infamia. Ni es cierto que no se tomara en cuenta la realidad del 2023, ni tampoco es cierto que se le achaque a este gobierno todo ese desastre. Ese organismo es muy serio para afirmar tal cosa.
El estado de nuestra educación es el resultado de un proceso muy largo y, en este sentido, los principales responsables son los dos gobiernos anteriores. Lo que sí es cierto, y esto es lo que enfurece al presidente actual, es que las políticas que él pregona, especialmente los recortes aún mayores del gasto en educación, van a hundir aún más nuestro proceso educativo y a nuestros educandos.
*Los artículos de opinión publicados en este noticiero no reflejan o representan necesariamente la posición oficial de APSE Sindicato