Europa se ha vuelto a convertir en el epicentro de las protestas sociales, con una nueva jornada de huelga que sumó a millones de trabajadores en un torno a un reclamo común: incrementos salariales acordes con la creciente inflación que sufren casi todas las naciones del orbe tras años de pandemia, guerra y especulaciones.
La más grande de estas movilizaciones ocurrió el pasado 1 de febrero, cuando medio millón de trabajadores británicos se lanzaron a las calles reclamando una mejora en sus salarios, los cuales ya no alcanzan para cubrir una inflación de 10,5%. Una movilización social en la que marcharon en conjunto docentes, conductores de servicios de transporte, funcionarios públicos y agentes de seguridad.
Los maestros en Inglaterra y Gales que integran el Sindicato Nacional de Educación realizaron una jornada de protesta que afectó a unas 23.000 escuelas. Aunque el Ministerio de Educación les ofreció un 5% de aumento para 2023, ellos exigen un alza salarial por encima de la inflación. Además de tema salarial, sus reclamos incluyen mejoras en las condiciones de trabajo y en las pensiones. Este último tema ya ha movilizado a otra sociedad en largas huelgas: la francesa.
Al gremio docente se suma otro colectivo: trabajadores de la salud. El sistema de salud del Reino Unido, el NHS, sufre los efectos devastadores de la dinámica económica posterior a la pandemia: el personal de salud, altamente valorado en su momento crítico, ahora debe lanzarse a la calle para reclamar sus derechos laborales. Decenas de miles de enfermeras y casi 12.000 trabajadores de ambulancias se declararon en huelga por salarios y condiciones de trabajo, en la huelga más grande en los 75 años de historia de ese sistema.
LA RESPUESTA REAL: LEY ANTIHUELGAS
Por supuesto, la respuesta ante esta ola de demandas no se ha hecho esperar. Solo que, como ocurre en muchos casos similares, la respuesta del gobierno ha sido más bien represiva.
Cuando se supo, desde el mes de diciembre de 2022, que este año implicaría tal grado de conflicto social, la posición del gobierno del primer ministro Rishi Sunak fue tajante: presentó un proyecto de ley que obligaría a los servicios públicos a garantizar una oferta mínima de servicios aún cuando se hallen en huelga. Un modelo de ley antihuelgas similar al que se aprobó en varias legislaciones internacionales, entre ellas Costa Rica en el año 2019.
UN REINO NO MUY UNIDO
El panorama es más complejo aún en esa nación. Al reclamo de los trabajadores se suma una causa geopolítica que tiene afectación directa en su calidad de vida. Se trata del movimiento cada vez más creciente para alcanzar la independencia de Escocia y así, reintegrarse a la Unión Europea. Su intención es en dos vías: lograr la separación política y también la vuelta a las condiciones económicas previas.
Sin duda alguna, la crisis económica, laboral y política que sufre Reino Unido podría poner a la nación entera contra las cuerdas. Parece que el movimiento de protesta, que arrancó hace meses, va en aumento y no hay respuesta a los reclamos sociales En todo caso, el futuro no parece verse muy prometedor, sobretodo para la clase trabajadora.