La inseguridad ciudadana es una de las preocupaciones más grandes para las familias costarricenses. Los asesinatos y hechos violentos han venido en sostenido crecimiento, mientras que las políticas públicas adoptadas por el Gobierno parecen ser menos que insuficientes.
Percepción de la inseguridad
Existen múltiples formas de conocer el estado de la seguridad de una sociedad. Uno de esos mecanismos es conocer la percepción que tiene la ciudadanía sobre cómo se siente en sociedad.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrollaron una Encuesta Nacional de Seguridad Ciudadana, cuya recolección de datos y presentación de resultados se dieron en el año 2022.
En primer lugar, la inseguridad ciudadana destaca como uno de los 4 problemas país que más preocupa a la ciudadanía con un 13,3%, solo por debajo del alto costo de la vida (23,9%), el desempleo (22%) y el mal estado de la economía (19,2%).
Este dato toma mayor relevancia cuando se considera que para el 65% de la ciudadanía Costa Rica es un país poco o nada seguro. Esta percepción de inseguridad aumenta para las mujeres, quienes sienten que la posibilidad de ser víctima de un delito es de 72,7% a nivel nacional y 41,6% a nivel del barrio donde viven.
En relación a la percepción de la justicia, el 76% de las personas encuestadas consideran que el Ministerio Público persigue de manera desigual a pobres y ricos, pues no creen que se les aplique la ley con la misma rigurosidad ni fuerza a todas las personas. Esto se ha visto fortalecido por múltiples casos de corrupción pública y privada que no se investigan ni terminan en una aplicación de la justicia contra sus posibles ejecutores.
Aumento en las tasas de violencia
Es claro que la ciudadanía costarricense no tiene una percepción positiva de la seguridad en sociedad, y esto tiene múltiples causas. Una de las principales razones es que el país vive desde hace algunos meses una ola de violencia sin precedentes históricos.
El año 2022 terminó como el año con más homicidios registrados en la historia de Costa Rica, con 656 personas asesinadas, 68 personas más que en el año 2021.
Por si fuera poco, en el presente 2023 se han cometido 400 asesinatos, con apenas 6 meses en curso. Esta cifra casi alcanza los homicidios totales de hace una década, como podemos observar en el siguiente gráfico:
Desigualdad y falta de oportunidades: caldo de cultivo para la violencia
Sin ninguna duda, Costa Rica es hoy un país más violento que hace 10 años. Pero, ¿por qué estamos viendo este incremento en las tasas de violencia y la percepción de la inseguridad? Hay al menos tres causas que son claras para las familias trabajadoras: altas tasas de desempleo, una desigualdad cada vez más profunda, y el desfinanciamiento sostenido de la educación pública.
Mientras el Estado le debe 2.7 billones a la Caja Costarricense del Seguro Social, pilar de equidad y universalidad de la vida en sociedad costarricense, el año 2021 fue considerado como el más desigual de la historia del país.
Mientras el Gobierno de Chaves recortó 40 mil millones de colones a la Educación Pública para el 2023, y le dio a nuestros estudiantes el presupuesto más bajo en más de una década, el país reportó el año con más homicidios de la historia. Hay una clara relación entre la desigualdad, el desfinanciamiento de la inversión en educación pública y el incremento en la violencia.
En Costa Rica, casi un 30% de los adolescentes de 15 años han desertado de la secundaria, mientras que otro 30% que permanece en el sistema carece de competencias en ciencias, matemáticas y comprensión de lectoescritura, lo que les pone en clara desventaja a la hora de crear un proyecto de vida.
Al terminar la educación mínima, los estudiantes de clases bajas pueden llegar a estar al menos 2 años atrás, en términos educativos, en comparación a sus compañeros de más recursos y oportunidades. Según la OCDE, menos de 1 de cada 5 personas de bajos recursos logra llegar a la universidad en Costa Rica.
¿Estamos creando las oportunidades de desarrollo necesarias para que nuestros adolescentes tengan proyectos de vida dignos y alejados de la violencia?
Según el Estado de la Nación, la desigualdad profunda de Costa Rica es un caldo de cultivo para la violencia y su intensidad. La mayoría de casos de homicidios o crímenes entre personas está asociado al tráfico de drogas, pero también han aumentado los robos, los feminicidios y la violencia contra infantes.
Según el Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica, la pobreza y escasez de oportunidades son causales del aumento en la tasa de homicidios de la última década en cantones muy específicos del país. Esto es respaldado por un análisis realizado por Semanario Universidad, en donde se cruzan datos de violencia con los indicadores de desarrollo humano.
Las zonas del país que tienen los menores índices de desarrollo humano son también quienes sufren aumentos sostenidos en los crímenes violentos, con cifras que pueden llegar a superar las de zonas de guerra.
El promedio nacional es de 12 homicidios por cada 100 mil habitantes, pero en algunos cantones del país el promedio es muchísimo más alto. En el cantón central de Limón hay una tasa de 54,9 homicidios por cada 100 mil habitantes, Matina tiene 52,7, Guácimo 33,3 y Pococí 27,8 por cada 100 mil habitantes, todos cantones de la provincia de Limón. Además, cantones de la otra provincia costera, Puntarenas, registran 48,2 homicidios por cada 100 mil habitantes, como es el caso del cantón de Garabito, o su propio cantón central, que registra 30,5 por cada 100 mil personas.
Según datos globales del Banco Mundial, únicamente 10 países en el mundo tienen cifras superiores o similares a las de estos cantones de Costa Rica, y son lugares como Venezuela, Lesotho, Honduras, Sudáfrica, Belice o México.
Son en 6 de estos 7 cantones de situación crítica donde se encuentra el menor Índice de Desarrollo Humano del país, y son también regiones donde la pobreza extrema ha alcanzado niveles que duplican el promedio nacional.
Como se puede observar, existen procesos de debilitamiento económico y desigualdad que están aumentando los niveles de violencia. Sin embargo, la respuesta gubernamental ha sido insuficiente en varios aspectos.
Desde el año 2018 el presupuesto del Ministerio de Seguridad ha crecido apenas un 4,1%, mientras que el resto de rubros gubernamentales ha aumentado al menos 30% en términos absolutos, según Semanario Universidad. También, según reportó ese medio universitario, el número de policías se ha mantenido desde hace muchos años en 14 mil, precarizando las condiciones de este servicio público, mientras lo golpea con más recortes presupuestarios.
La falta de claridad en políticas de empleo, educación y seguridad provoca que más personas jóvenes se involucren en el crimen y dejen sus estudios. Más del 90% de asesinatos registrados en el país se han dado entre hombres jóvenes, de no más de 35 años, quienes ven en el narcotráfico su única oportunidad de generar condiciones de vida para ellos y sus familias.
Si Costa Rica no genera oportunidades de estudio y condiciones de empleo digno, podemos seguir perdiendo generaciones enteras ante el desempleo y la criminalidad. Son las familias trabajadoras quienes sufren las consecuencias de este modelo de desarrollo, y son quienes sufren también las muertes y crímenes de una sociedad cada día más violenta.
En el tema de seguridad ciudadana, ¿y los trabajadores qué?
Fuentes:
Datos publicados por el Ministerio de Seguridad y del Organismo de Investigación Judicial
2022 cierra con 656 homicidios, la cifra más alta de la historia • Semanario Universidad